viernes, octubre 02, 2009

Del amor, del matrimonio y su relación entre ellos

Del Amor:



En la industria cinematográfica el título “Lo que el viento se llevó” identifica un hito marcado en el año 1939 en varios sentidos. Es una maraña de complicaciones amorosas en donde Scarlett O´Hara (Vivian Leight) se enamora de Ashley Wilkes (Leslie Howard), quien contrae matrimonio con Melanie Hamilton (Olivia de Havilland), al tiempo que Rhett Butler (Clark Gable) muere por Scarlett.

El film obtuvo ocho premios Oscar de la Academia y es considerada como una de las mejores películas de todos los tiempos. Durante la trama se destacan los sentimientos más románticos que conmueven al espectador. Nunca, nadie de los que han visto la película, podrán olvidar el apasionado beso entre Scarlett O’Hara y Rhett Butler. El poder que muestra ese beso, sólo es comparable con la química reflejada en la pantalla y en los afiches promocionales de la película.

Todos saben que este extraordinario amor, no es más que una ilusión producida por una gran versatilidad actoral de los protagonistas, pero lo que solo pocos conocen es el desencarnado odio personal entre Clark Gable y Vivien Leigh, al punto que llegaban a ensayar sus partes por separado y alejarse inmediatamente después del momento exacto en que escuchaba la palabra “corten”.

La relación que conocimos entre Scarlett y Rhet, no es en definitiva, la misma que entre Vivien y Clark. La primera es una ilusión “poético-romántico”, la segunda una realidad interpersonal.

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) define "amor", en una primera acepción, como aquel "sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser". Una segunda definición de la misma fuente califica al amor como un "sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear."

El amor, es la palabra que se utiliza para designar a un sentimiento producido por un tipo de reacción química en el cerebro que genera una fuerza misteriosa y soberana. Un cariño muy especial e intenso. Un sufrimiento constante, pero gozoso. Una tendencia que engendra en cada individuo un grado importante de seguridad. Una natural inclinación y entrega a alguien. Esta gama de sensaciones desarrollan una forma de vida y arte que no se enseña, pero se aprende.

Sin embargo, el amor no es solo un conjunto de sentimientos entrecruzados, sino también una necesidad, que es al mismo tiempo, activa y pasiva. Activa, porque estamos frente a un constante impulso por brindarlo; y, pasiva, porque estamos frente a una omnipresente urgencia de recibirlo. Cuando se asume un rol activo, siendo objeto de una posición pasiva, el amor es pleno... y eso es lo que queremos todos.

Cada quién tiene su propia definición de lo que es amor, según sus propias experiencias, vividas o contadas por terceros. Y en función a ello, todos creen haber estado enamorados alguna vez. Empero, lamento decirlo, del verdadero amor, todos están dispuestos a hablar, pero pocos lo han conocido realmente. 

Y es que, por lo general, la concepción del amor, tiene una connotación “romántico-poético” difundida por la literatura, el cine, la radio, la televisión, etc. Sin embargo esa noción poética del amor no es más que una de las primeras sensaciones que el amante percibe. Esto es, la ilusión, que consagra al ser "amado" como indispensable.

Esta ilusión humaniza al enamorado, pues durante la conquista romántica, este busca “venderse” adoptando poses que mejor manifiesten una parte muy humana de sí mismo. Y lo hace con tanta frecuencia que llega un punto en que la costumbre se involucra y se vuelve parte natural de la manera de ser del conquistador. 

Un detalle curioso del proceso de conquista, es que siempre es la mujer quien seduce, aunque generalmente asume el rol de seducida. El hombre inflama su ego y queda enganchado. ¡Si seremos tontos! 

En fin, retomando el asunto de la ilusión, queda decir que bajo esta hipnosis mental se desbordan los más íntimos secretos y permite que cada quien se conozca cada vez mejor. La ilusión se alimenta de la imaginación y se puede identificar cuando los amantes sienten que el mundo desaparece y solo queda el deseo de convivir a perpetuidad con la pareja: los novios se miran como un par de idiotas. Y cuando se besan, el tiempo se detiene y no existe nada más que la suavidad de los labios, el placer del aroma ajeno y la suavidad de la piel del otro, todo envuelto en una ternura tan limpia que da la sensación de flotar entre las nubes. Luego se abren los ojos y ambos piensan: "qué delicioso como me besas". Ya no importa si están apurados o molestos. Solo quieren seguir ahí por el resto de sus días y morir de esa forma...

También se le suele confundir al amor con el deseo o con la pasión, sentimientos que lo embellecen todo e inyectan una fuerte dosis de intrepidez en la relación. De hecho, la cuarta acepción de amor que se consigna en la DRAE es "tendencia a la unión sexual".

En todo este primer momento, se provoca en los amantes un deseo de unión, sensación y complementariedad del uno con el otro.

No obstante, la belleza que rodea el entorno descrito no se encuentra más que en los ojos del amante, de modo tal que se le ofusca la mente y anula los razonamientos. La ilusión genera un ímpetu ciego que hace que las personas vean las cosas tal y como no son. Para ponerlo en términos más gráficos, esta primera etapa (ilusión) es como la idealizada relación entre Scarlett y Rhett, tan perfecta en pantalla que ningún espectador sospecharía de la verdadera situación vivida entre Vivien y Clark (no en vano se dice que “el amor es ciego”).

El lenguaje del “amor” en este contexto es elocuente: un gesto, una mirada, una cogida de manos, un beso en la mejilla, un suspiro, el silencio mismo cuando se le disfruta; todo recita poesías del tipo más romántico posible.

Esta confusión debe ser una suerte de "anzuelo natural" que juega con nuestras mentes hasta que ya es demasiado tarde. Probablemente, sin estos primeros encontronazos sentimentales, el verdadero amor, que es el que aparece después, no sería posible.

El amor, se le confunde pues, con efímeros gustos a los que les sigue inmediatamente después un violento disgusto. Con el tiempo, la pasión se calma y los amantes empiezan a exigir su espacio, hasta que la ilusión y la pasión se desvanecen. Esta primera etapa (ilusión), es necesariamente finita y generalmente dura entre tres meses y tres años. Cuando llega a su fin o se transforma en mutua dependencia y compañerismo o se reemplaza por una nueva primera etapa (una nueva ilusión), esta vez con una persona distinta.

Pero el verdadero amor no se encuentra en los abruptos arranques de deseo o pasión. Mucho menos en la ilusión cegadora. Sino, en la perfecta armonía de la vida cotidiana, siempre que se pueda escapar de la criminal rutina dispuesta a matarlo. Al verdadero amor no se le reconoce por lo que se exige, sino por lo que se ofrece. Se presenta cuando los defectos de la persona amada, lo hace lo suficientemente imperfecto como para considerarlo perfecto. Cuando uno los acepta y los hace suyos sin exigir cambiarlos, mientras que el que es considerado como defectuoso, se esmera por reducir sus defectos para hacer más feliz a su pareja. La supresión del egoísmo purifica la relación

El verdadero amor lucha constantemente por mantenerse a sí mismo. En contraposición, si el amor varía al percibir el más mínimo cambio, o si en la distancia física no lucha por una cercanía espiritual, no se trata de verdadero amor.

Cuando se trata de verdadero amor, el lenguaje cambia. Ya no se manifiesta en gestos o actitudes concretas, sino en la manera transcurrir de la relación. Ahora se trata de la comprensión, del orgullo del uno por el otro, de la alegría por la alegría ajena, del íntimo re-conocimiento mutuo (diría mejor: super-conocimiento) hasta el punto de "leer la mente" del ser amado y predecir su siguiente movimiento. Todo esto se le suele asociar con la rutina Y si bien es cierto que se pueden encontrar una cerca de la otra, ello no implica que ambas vengan atadas.

Ahora bien, lo que se ama en los demás cuando uno está bajo el “hechizo” de la primera etapa (ilusión), son las esperanzas propias: la expectativa de vida según el modelo social impuesto que en teoría “garantiza” la felicidad. Nos referimos a el hecho de creer que durante el verdadero amor, la ilusión permanecerá por siempre. Y aunque, en algún punto el verdadero amor coexiste con la ilusión, al final aquél le sobrevive. 

Por eso, el verdadero amor solo puede llegar a ser eterno, en la medida en que se ama sin esperanzas o sueños de alcanzar esa eternidad. Vivir cada instante sin pensar en el futuro. Porque desde el momento en que se piensa que “se debe conseguir el amor eterno”, se erige la primera barrera para alcanzarlo. La plenitud se consigue al vivir la eternidad en cada momento fugaz. Estar conscientes todo el tiempo de que el amor se puede acabar si no se le cuida, es el incentivo necesario para una constante lucha por mantenerlo vivo, y así esquivar las tácticas de la rutina.

Con todo este tipo de confusiones conceptuales, en donde lo bueno parece malo; lo no tan bueno, mejor; y, donde el amor eterno parece volverse irrealizable; no es difícil deducir porque el amor es algo tan difícil de definir en el papel y mucha más complicado de manejar en la realidad.

Y es que así como corona, el amor también crucifica. Y es especialmente peligroso cuando se frustra porque puede tornarse en odio, siendo la agresión, es una técnica desesperada de buscar amor.

Al final, todo este ensayo no es más que pura especulación. Pues el amor se trata de un misterio tan grande como el de la muerte o el de la vida. Es como la fe: se ama porque se ama, así como se cree porque se cree. Lo único cierto, es que el amor es siempre bueno, venga de donde viniere.

1 comentario:

  1. más que amor, yo hablaría de química... hay gente de la que "teóricamente" no estás enamorada (como amigos muy cercanos por ejemplo) pero te llevas taaaaaaaan bien con ellos, quieres que estén bien, te preocupas, etc etc...

    Alguna vez escuché que uno siempre tiene algún alma gemela, y no siempre es tu pareja... puede ser simplemente un(a) amigo(a)...

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y tb cuentamelo todo... y exagera!