sábado, octubre 03, 2009

PUESTA: El cornudo siempre es la víctima


“¡Cachudo!”, grita con tono despectivo el compadrito que regocijándose en su masculinidad frente a los parroquianos, insulta a la pareja de la chica, con la que acaba de pasar la noche; mientras que la amiga del humillado novio comenta “pobrecito lo cornearon al pobre”. Y es que, el ser cachudo, siempre fue un problema, y termina por lo general siendo la víctima pisoteada por la contraparte que abusó de su confianza.


Esta visión del mundo, del cachudo como víctima en desventaja, no sólo se restringe al ámbito humano, sino también al animal, particularmente, al taurino (aunque con connotaciones distintas).


En estos últimos tiempos, se ha gestado con mucha más insistencia, una corriente anti-corrida de toros, con la cual coincidimos plenamente. ¿Qué puede tener de atractiva semejante crueldad? La confrontación entre el torero (matador) y el pobre cornudo, es tan dispar que no hay que ser experto en corridas de toros para notar las diferencias. Mientras que el hombre armado con muleta, espada y banderillas, goza de la protección de los salvavidas y burladeros, el toro se ve amilanado y confundido por las bulliciosas arengas pro-humanas y un picador montado a caballo, para reducir la agresividad del animal.


Está bien, acepto que los pases de muletas son sumamente estéticos y que de todas formas a las reses les dan muerte, con fines de consumo, pero digo yo: ¿es necesario ir más allá?, ¿es un requisito indispensable realizar una matanza tan lenta y atroz como la que tienen que sufrir nuestros cachudos amigos ? ¿Dónde quedaron los derechos de los animales?


No soy tan radical como la mayoría. Tal vez podría aceptar (a regaña-dientes) la pelea de toros… pero entre toros con las mismas características. No pretendo hacer extensivo mi reclamo a las luchas donde existe una correspondencia entre los contendores. Quizás, hasta las peleas de gallos o de perros podrían aceptarse. Si de todas maneras, aceptamos las luchas entre humanos en los conocidos eventos de “Vale Todo”, donde por una suma de dinero uno puede “deleitarse” con las batallas más sangrientas sin que se produzcan problemas legales. Pero de ahí a poner a pelear a un hombre contra un tanque de guerra, ¡eso es cruel! Exactamente lo mismo sucede con las corridas de toros.


Que existan toros bravos, lo que implica una raza especial de combate, y que sientan la necesidad de lucha, está bien, pero entre la misma casta de toros bravos. No entre toros bravos y toreros bravucones.




Por ese motivo, desde aquí expreso mi más tajante rechazo a esta barbarie y me uno a la campaña de recolección de firmas para suprimir esta crueldad en perjuicio de los animales y que la Plaza de Acho deje de ser de una vez por todas, una suerte de Coliseo Romano del Reino Animal… Señores aficionados: el tercio de los sueños, se les está a punto de terminar.

4 comentarios:

  1. Bravooooooo!!! Que se acaben de una vez!

    ResponderEliminar
  2. Has leido el post anterior y posterior al que comentas?

    ResponderEliminar
  3. Para que se entienda mejor el tema: http://www.pucp.edu.pe/aeg/boletinaeg/articulosinteres/articulos184_toros.htm

    ResponderEliminar
  4. Gracias por el aporte. Buena entrevista. Corta, clara, al punto y llna de información: Interesante

    Particularmente, yo soy de los que (hasta el momento) se adhieren a la corriente que considera que no existe (en estricto) un “derecho de los animales”, en tanto los animales no son sujetos de derecho. Sujetos de derecho, son las personas (el derecho se forjó pensando en las personas). Lo q existe entonces, es un derecho de propiedad que recae en un animal. En ese sentido, su propietario puede ejercer todas las facultades que la ley confiere a los propietarios respecto de sus bienes. Lo sé: suena feo decir que eres el “dueño” de un miembro de tu familia, como podría ser tu mascota; pero jurídicamente es exacto.

    Sin embargo, es innegable la posibilidad que se esté gestando (desde hace algún tiempo) una nueva tendencia que revoluciona ciertas nociones del derecho, extendiéndolo también a los animales. Es más, en nuestro ordenamiento jurídico, incluso existen algunas disposiciones legislativas, en las que se le reconocen ciertos derechos a los cánidos (Ley 27265 – ver http://www.digesa.minsa.gob.pe/normas_legales/Zoonosis/LEY27596.pdf-). Sin embargo, no estamos seguros si es que, solo la legislación, es suficiente para admitir la existencia de este derecho… aún. Pero -la verdad- confieso que no creo que falte mucho para ello…

    ResponderEliminar

y tb cuentamelo todo... y exagera!