El clima en Cuba es tropical: caliente y húmedo, como los cubanos, que tienen el corazón caliente y lloroso. Hoy conocí a dos de ellos. Mario Luis y Yamilé. Ex esposos y padres de dos hijos que los mantienen en contacto. Me abordaron en la calle ¿“chileno”? preguntó él. “No, peruano”. Respondí. Así se acercan todos. Preguntan por tu nacionalidad y con eso rompen el hielo. Durante mi estadía fui confundido con chilenos y argentinos. Nunca me preguntaron si era peruano, eso me fastidió un poco.
Mario Luis y Yamilé nos llevaron a comer a los “Paladares”, casas particulares que destinan uno de sus ambientes para servir comida criolla cubana para los turistas que están dispuestos a gastar de 10 a 15 CUC en un solo plato. Es uno de los pocos negocios que no pertenecen al Estado, al igual que otras pequeñas propiedades, como las peluquerías. En cuba, salvo lo indicado (y otras pequeñas propiedades o negocios), todo es del Estado, hasta las bebidas gaseosas son fabricadas por el gobierno involucionario, perdón, revolucionario. Por lo tanto, casi nadie paga impuestos. Los hoteles construidos en Varadero por importantes cadenas internacionales como el Meliá también tienen participación estatal. Y claro, para ser parte de la alta dirección es necesario tener carné del partido oficialista.
Pero eso sí, ni negarlo, la comida en los "Paladares" al que nos llevaron Mario Luis y Yamilé, estuvo fabulosa. ‹‹Ropa Vieja›› de entrada (mi abuela materna acostumbra a prepararlo), ‹‹Bistec Uruguayo›› (dos capas de carne de res rellenas de jamón y queso, acompañado con una guarnición de arroz moro y ensalada) de fondo. Las chuletas de cerdo y el pescado fue para nuestros improvisados “guías turísticos” que ahora fungían de agradecidos invitados pues esto era un lujo para ellos. Los cinco dólares americanos que Yamilé gana mensualmente en la fabrica de puros, y la cifra semejante ganada actualmente por Mario Luis, quien dejó su profesión como profesor de educación física, por otra más rentable (por las propinas que se obtienen) como la de estacionar coches, no les alcanza para comer en estos lugares. Por el contrario, al llevar clientes a los "Paladares", Mario Luis y Yamilé ganaron una comisión que se traduce en frijoles o arroz. Los cubanos tienen como práctica llevar a los turistas a estos lugares y así ganarse “alguito”.
El paupérrimo sueldo que se gana en Cuba, no fue motivo de sorpresa. En el avión de regreso había conocido a un científico cubano que ganaba 15 dólares mensuales. Felizmente para él, el Estado le permite viajar regularmente a Panamá, cosa extraña para ser cubano (así como es extraño que regrese a Cuba y que pueda costear del pasaje), lo cual le permitía trabajar cinco meses en Panamá, “hacer caja” y regresar a su país por tres meses más para darle una mejor vida a sus familiares.
Mario Luis, intentó desde el primer momento, venderme puros a 25 CUC. Seguramente, me timó, pero me hago la idea que es dinero compartido y no robado, pues–según dice- le va a servir para comprar leche y algunos víveres para sus hijos. Él y Yamilé me pidieron jabón, pasta de dientes y papel higiénico sin remordimiento o vergüenza alguna. Lo que sí, no aceptaban era dinero en efectivo, salvo que se tratase de una buena propina (en CUC porque a los cubanos no se les permite tener dólares). Al parecer, la situación no ha mellado su orgullo.
Sin haber terminado los platillos, Yamilé me preguntó “¿acabaste con tu servilleta?” Yo la había usado para limpiarme la boca de la grasa que tienen las frituras. En ese momento, las palabras de Mario Luis que me seguía pidiendo objetos de primera necesidad (e incluso camisetas, etc.), desaparecieron en mi mente que ahora se enfocaba en ver como Yamilé cogía mi servilleta (¡usada!) para envolver la mitad de su chuleta y la mitad del pescado de Mario Luis, en dos paquetitos que escondió celosamente en una bolsa (no usa cartera porque no tiene). Eran restos de comida para sus hijos que esta noche comerían ambrosías.
Al finalizar la comida, en los "Paladares", les agradecí a Mario Luis y Yamilé haberme enseñado un lugar como ese donde solo cabían 12 comensales. Yo no lo hubiera encontrado nunca porque no tenía letrero en la calle, evitando de ese modo efectuar un pago al Estado (uno de las pocas circunstancias en donde los cubanos tienen que pagar impuestos). Ellos nos agradecieron doblemente y nos pusimos a bailar la Charanga Habanera en pleno Paladar. El estribillo de la canción decía “tu llorando en Miami yo gozando en La Habana”… otra de las frases mentirosas que encontré en la isla.
Otro cubano que había llevado a una pareja de turistas chilenos, en un arranque de honestidad empezó a cantarla al revés “ellos gozando en Miami y nosotros llorando en La Habana”. Mario Luis y Yamilé reían asintiendo.
¡Qué alegría tienen los cubanos! Debe ser instinto de supervivencia: el buen humor, en un régimen como éste, debe ser lo único que los mantienen vivos. ¡He ahí que no hay cubanos sin ritmo y sabor!
Sabìa que no era fàcil la vida en cuba, pero al leer esto, se me ha partido el corazòn. Yo no sabia de la existencia de estos "paladares" que buena forma de ingeniarselas. Ojalà que no se den cuenta los del gobierno y no lo estaticen.
ResponderEliminarEn las agencias de viajes deberìan sugerir a los turistas con destino a Varadero, llevar doble pasta de dientes, ph, jabones, etc. etc. ¿no?
CrC