Ya estando en Lima, revisé un poco más acerca del Che, pero no a nivel ideológico, sino a nivel personal: su perfil humano. Y al cabo de un buen rato he empezado a emocionarme la dimensión romántica de su personalidad: su pasión e idealismo. Pero, -como es de suponer- no comulgo con ninguna de las ideas que propugnó como actor político de ideología marxista, por considerarlo equívoco y antidemocrático.
Un médico argentino que nace en el seno de una familia acomodada y abandona todo para coger un fusil y jugarse el pellejo por sus ideas (equivocadas o no) incluso sin considerar las limitaciones propias de su deficiencia respiratoria: tenía asma, y esto siempre se resalta para adornar su figura como una imagen corajuda. Así el Che, se termina por convertir en el paradigma del guerrillero idealista latinoamericano, que lucha por un cambio y la igualdad humana. Es el ideal de justicia social. La personificación del antisistema. Una figura romántica como ella sola.
En el 1956, Fidel Castro, su hermano Raúl, el Che Guevara y la mayor parte del grupo del Movimiento 26 de Julio, fueron arrestados por la policía mexicana en este país. Se comenta que en esa oportunidad la conducta del Che lo pintó de cuerpo entero, pues en las tres veces que lo interrogaron confesó abiertamente que era comunista, que se estaban preparando para realizar una revolución en Cuba y que era partidario de la lucha armada revolucionaria en toda América Latina. Sin miedo a las consecuencias, el Che dijo su verdad en voz alta. El creía en sus ideas y se casó con ellas. Fidel Castro con posterioridad pondría esa conducta del Che como un ejemplo de su "honestidad a carta cabal".
Conseguida la Revolución, el Che quiso organizar el Instituto Nacional de la Reforma Agraria en Cuba (1959), sin haber sido nunca agricultor. Sin ser economista, ocupó la presidencia del Banco Nacional de Cuba (1960). Y sin ser ingeniero, fue designado ministro de Industrias (1961). Eso es solo política, caudillismo, repartición del botín (que se llama poder).
Pero nada de esto interesa para la creación del mito “Che-Guevara”. Mito querido por todos aquellos huachafos que alimentan una leyenda que se ha terminado por convertir en un objeto de consumo. Paradójico, ¿no? El propio Che se revolcaría de nauseas si supiera que ha devenido en icono, atrapado en la fuerza expresiva de una imagen que se ha ido vaciando de contenido, para volverlo camiseta, souvenir, taza de café, obra de arte de Andy Warhol, póster o fotografía (1)(2)(3), destinadas al consumo. Aquel que use una camiseta del Che Guevara, o no conoce su pensamiento, o solo le entusiama la imagen romántica que proyecta. Lo segundo todavía lo puedo respetar, siempre que ésto sea reconocido eso en forma abierta (y no sea el simple "figuretismo" o "pose" de llevar consigo un imagen icónica: que hay mucho). El problema es que al llevar la camiseta, de alguna manera se da reconocimiento inmerecido a un guerrillero de izquierda que mucho daño ha causado afectando las libertades individuales.
Siempre inconforme, el Che cuestiona "por qué pensar que lo que 'es' (...), necesariamente 'debe ser'"; y en la construcción de su figura de héroe que pelea contra la injusticia, en 1965 abandona Cuba en secreto (y su estabilidad económica), para volver a tomar el fusil, esta vez en el Congo, donde luchó apoyando al movimiento revolucionario contra “el imperialismo”. Luego, el Che vuelve a Latinoamérica en 1966 para lanzar una revolución que esperaba fuera continental y eligió Bolivia, como centro de operaciones desde donde se iniciaría una guerrilla que pudiera irradiar su influencia hacia Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay. Sin embargo, no consiguió el apoyo esperado y aislado en una región selvática en donde padeció la agudización de su dolencia asmática, fue delatado por campesinos locales, para caer en una emboscada del ejército boliviano en la región de Valle Grande, donde fue herido y apresado.
Así, se gesta el paradigma del revolucionario latinoamericano que a temprana edad encuentra su muerte luchando por un ideal y como consecuencia de una traición. Así, se crea un mito que ha quedado impregnado en la mente de todos los latinoamericanos.
Es una imagen romántica lo único que me seduce del Che: su pasión. Discrepo con su pensamiento y actuación, pero me quedo con su compromiso, pues siempre nos invita a "no desconfiar demasiado de nuestras fuerzas y capacidades".
Si te quedó la duda: AMQUACK código que usaba la CIA para denominar al Che Guevara.
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Como cambias pelón... jajaja... HASTA SIEMPRE COMANDANTE...
ResponderEliminarGrande Ernesto, nunca te olvidaremos, luchaste para derrocar al mayor genocida, el capitalismo, y lo conseguiste, al menos en Cuba, y venciste al diablo USA, Hasta la victoria siempre.
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