Ayer en la noche, luego de jugar un partido de fulbito caminaba hacia el cruce de San Luis con Javier Prado para tomar un micro que me llevara a casa. Antes de llegar a la esquina un niño de aproximadamente seis años estaba pateando una botella vacía de plástico de 500 ml. Desde lejos lo ví y hasta visualicé su partido imaginario: el estadio estaba lleno y el metía el gol de la victoria. Estaba solo, muy solo para semejante partidazo. ¡Ay! mi tobillo derecho. Siempre me lo tuerzo cuando juego pelota. Pero esta vez no era tan grave. Los músculos de las piernas sí que se sentían distinto: oxidados. El chiquillo siguió dribliando rivales y se ubicó frente a mí: el arquero. Disparó. La atajé. El niño, me miró y con desdén puso cara de molestia y siguió jugando como si nada…
Eran casi las 10 p.m. y tuvieron que pasar casi 15 minutos para que apareciera el primer carro. Felizmente que en mi ruta y –aleluya- vacío. Le hice la parada y estando en luz verde la couster se detuvo para que subiera. Subí. No avanzó más. La luz seguía en verde. “Avanza pues oye” Dijo la única pasajera que ahora se sentía acompañada con mi presencia. “No puedo, adelante va otro carro y no nos podemos pegar mucho”. Luz roja... luz roja... luz roja. ¡Luz verde! ¿Seguimos detenidos? “¡Avanza pues!” Insistió la señora, esta vez con tono más fuerte. El cobrador repitió su argumento: “Adelante va otro carro, señorita, no nos podemos pegar mucho”. “Compadre avanza. La luz verde te obliga a avanzar. Así como pasarse la luz roja es una infracción, detenerse en la luz verde también lo es”. Apoye a la pasajera. “Comprenda: adelante va otro carro… bla, bla, bla.”. El cobarde conductor del auto, se mantuvo callado y ajeno a la discusión. “Entonces avanza lento, pero no te detengas. Cruza la luz verde y en lugar de correr, para variar, por qué no intenta ir más lento” Insistí. “Señor déjenos trabajar: adelante va otro carro… bla, bla, bla.”, la misma monserga. Luz roja nuevamente. “Dame mi sol. Tantos carros que vienen detrás de tuyo, no te voy a premiar con mi dinero.” Y me bajé del carro. Noté que la pasajera tenía las mismas intenciones, pero no dejaba de ver por la ventana trasera para ver si venía otrop carro, pero nada. “Entienda señor: este es mi trabajo, lo hago para comer.” Me jode cada vez que alguien intenta restregarte su maldita necesidad para justificar malos actos. Me ofusque “¿Y acaso no puedes trabajar cumpliendo con las reglas de tránsito. Tu trabajas con dos cosas que te importan un pito: las reglas de tránsito y los pasajeros… es más deberías entender que trabajas ‘para tus clientes’ y no ‘con pasajeros’” Le dije ya estando parado en la vereda. “¿Después te quejas que no hay plata? ¿Qué estamos en un país pobre? ¿Qué el presidente no te ayuda? ¡JODETE!… JO-DE-TE. Como esperas que seamos un país del primer mundo si seguimos siendo incivilizados. Somos 28 millones de peruanos que tenemos que convivir y por eso hay que ponernos reglas de convivencia. Las de tránsito son una de ellas y los putos pendejos como ustedes que las incumplen, nos siguen confinando a una realidad de la que después, ustedes mismos y con la mayor de las conchas se quejan… JO-DE-TE”, le dije ya exaltado y con la incrédula seguridad de que su conciencia iría a reaccionar. “Es mi trabajo: adelante va otro carro… bla, bla, bla”. Luz verde. El auto se tomo un par de minutos y luego arrancó… con la solitaria pasajera que nunca encontró un micro de reemplazo.
Me quedé pensando: cómo podemos hacer para que la gente comprenda que el respeto a las normas, en este caso las de tránsito, es la base para alcanzar un nivel de civilidad aceptable. Cómo hacer para que entiendan que la 'criollada' es un maldito cáncer que destruye la convivencia. Más aún: cómo hacer para que entiendan que el respeto a la ley prevé el caos, es neurálgica para democracia, para la libertad. Tarea compleja…
El niño volvió a rematar… esta vez la botella se me coló entre las piernas… gooool !!! Gritó. Pasaron cinco minutos más. Llegó otro bus. Este estaba reventando de gente. Me armé de valor, tomé una honda bocanada de aire fresco por última vez y me subí para afrontar una nueva aventura ahí dentro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
y tb cuentamelo todo... y exagera!