miércoles, julio 28, 2010

Libertad de Expresión

Para John Stuart Mill, restringir la libertad de expresión es como arrebatarle a la humanidad la posibilidad de conocer la verdad o de reafirmar su idea inicial, mediante la confrontación de ideas:

Pero lo que hay de particular al imponer silencio a la expresión de una opinión es que esto constituye un robo a la especie humana, a la posteridad tanto como a la generación existente, a los que se apartan de dicha opinión aún más que a los que la sostienen. Porque, si esta opinión es justa, se les priva de una posibilidad de abandonar el error por la verdad, y si es falsa pierden lo que constituye un beneficio tan grande casi como el anterior; la percepción más clara y la impresión más viva de la verdad, producida por su colisión con el error.” (De la Libertad. Cap. II)

lunes, julio 19, 2010

Mi vida fue un tango

Cuando morí chamusqueado en un avión colombiano que nunca llegó despegar desde Medellín con rumbo a Bogotá, me encontraba en el esplendor de mi vida. Mi padre, que también era mi abuelo y mi tío, ya había muerto hacía mucho tiempo, al igual que mi madre, que también era mi hermana y ex-cuñada de su propio esposo. Y mi crianza, fue encargada a una de las empleadas de mi padre a quienél me había regalado, por ocultar mi indigno origen,  muy a pesar de las protestas (que prácticamente ni se dejaron sentir) de las hermanas de mi madre, quienes también habían sido poseídas por aquel influyente coronel, jefe de policía y líder político, que era mi padre y de los murmullos de un uruguayo pueblo silente ante semejante poderío. En ese contexto comencé lo que fue mi -azarosa- historia que encontró sus primeros capítulos en una vieja y quieta calle aledaña al mercado central de frutas y verduras, que quedaba cerca al edificio art decó, donde yo vivía y donde se me conocía como el “Morocho de Abasto”.

Desde joven, aprendí como acoplar mi voz a la guitarra y en la payada encontré la formula que desarrollaría mi natural instinto de recitar con rimas, mis improvisaciones, mientras mi buen amigo Pepe Bertolitti contestaba payando, en contrapuntos que muchas veces terminaban refiriéndose a mi como “Zorzal Criollo”.

A mis veintidós años, luego de una noche muy confusa que no recuerdo con claridad, producto de los excesos propios de mi ritmo de vida, que algunos hoy llamarían bohemio, amanecí en una provincia rodeada de andes, al sur de Argentina, cuando un policía se me acercó y tranquilamente me detuvo por haberme visto implicado en un episodio sangriento que nunca comprendí. Estuve recluido un tiempo antes de ser expulsado de ese “país adoptivo”, que de todas formas jamás me dejó de querer, ni siquiera en aquella oportunidad, veinticinco años después, cuando que un público enardecido me abucheó en pleno recital en el cine Florida, por consideraciones de orden pasional: los argentinos son muy sensibles con el tema del fútbol y son además grandes amantes del tango. Así que me invitaron a cantar en la concentración de la selección antes de disputarse la primera final de un mundial de fútbol frente Uruguay, quien finalmente alzaría la copa... también me habían invitado a cantar en la concentración del equipo celeste. Esos dos hechos, sumados al que me declarara uruguayo en un diario argentino, había generado la molestia de los vecinos del “otro lado del charco”.

Pero nada me impidió regresar a mi Buenos Aires querido. De hecho, era un placer acudir a sus bares de camareras, en particular, el de Madame Bogart. Ella siempre fue generosa conmigo en las artes amatorias. No era exclusiva mía, ni yo de ella. Por un muy corto período de más de veinte años (que en realidad no es nada) yo establecía relaciones con cualquier fémina que compartiera mi misma moral sexual… y las habían muchas, pero sería solo con Isabel Llanos, con quien entablaría una relación fuera de la oscuridad de lo incógnito.


Al caer la noche, visitaba a Madame Bogart, mujer dispuesta y muy distinguida, que me proveía de un ramillete de señoritas, único en la ciudad. Así conocí a la rubia Margot y a Rosa “la Milonga”. Y así entre muchísimas aventuras, tuve una vida pues, agitada y –aparentemente- feliz. Quienes me veían sabían que era jovial, divertido, optimista y muy risueño. Pero lo que casi nadie nunca supo, ni siquiera Isabel Llanos, es que en soledad afloraba el verdadero yo: retraído, absorto, contemplativo, cargado de una tristeza tortuosa y lúgubre, la tristeza de alguien que tuvo la vida que yo tuve… de todas formas, si en algo de coincidencia había, es que todos notaban que yo nunca dejé de ser lo que siempre fui: un niño (juguetón para algunos e ilegítimo y obsequiado a una francesa para otros).

Por ello, fue que para olvidar mi historia, amores y problemas, las noches cargadas de tango, sexo, alcohol, tabaco, tauras cantores, broncas y entreveros; eran un escape rutinario, marcado por el rito nocturno de esas noches bonaerenses llenas de deliciosos excesos. Así, fui el amante predilecto de doña Rita, esposa de un promotor de espectáculos en los locales donde yo era asiduo. A veces, mientras Henry, el promotor, estaba con nosotros, yo cogía la guitarra y en compañía del pianista del lugar improvisábamos canciones poniéndole letra a la música tanguera, que por aquellas épocas eran meramente instrumentales. Pero, cuando Henry se ocupaba de sus negocios, doña Rita ya tenía todo presto para sacudirnos de la tensión sexual, que mientras tanto, nos había ido colmando.

Una vez, y casi a la edad de Cristo, escapé de mi final cuando saliendo de un salón de baile en el barrio de La Recoleta, unos tipos que –yo estoy seguro que eran enviados de Henry- me encajaron una bala en el pulmón izquierdo, que se quedaría ahí de por vida. Creo que eso mejoró mi voz… y en tono sarcástico me comenzaron a llamar “El Mudo”.

Luego de mi recuperación en mi tierra natal, viajé a Europa donde conocí a la Baronesa Dolly Bakersfield, dueña de una fábrica de cigarrillos. A pesar de sus seis décadas, se trataba de una mujer bien conservada y especialmente dadivosa conmigo, pues no solo me regaló un imponente automóvil negro con el que aprendí a conducir en Francia, sino que financió mis primeras películas. No por nada me decían “El Francesito”. Yo correspondí a sus cuidados, haciendo lo que mejor sabía hacer: cantándole y acostándome con ella…


Por eso, en vida volví a ella después de mucho tiempo y con la sien ya plateada, aunque solo hasta que el salvaje oportunismo de sus familiares, me alejó definitivamente de ella.

... Sin duda alguna, mi vida fue un tango: chan, chan!

domingo, julio 11, 2010

Desafío del s.XXI: Educación LIBRE, FIRME y RESPETUOSA

Este post va dedicado a todos mis amigos que gozan de la dificultosa experiencia de lo que es criar a sus hijos... para todos ellos, con mucho cariño,
espero que les sea útil...


La nueva sociedad exige educar a los hijos con "muchas licencias" que nosotros no tuvimos, mis padres menos y mis abuelos... ni hablar. Yo no tengo hijos, pero supongo que debe ser muy difícil criarlos con mano firme, en libertad y respetando su integridad (mental y física), en el acelerado contexto del siglo XXI. Cualquier padre que se jacte de amar a sus hijos, se enfrantará a este dilema momento de impartir educación.

Pero el magistrado español, Emilio Calatayud Pérez (Ciudad Real, 22 de diciembre de 1955), es un juez de menores de Granada, conocido por sus sentencias ejemplares (basadas en la educación más que en el mero castigo, como por ejemplo (1) impartir 100 horas de clases de informática a estudiantes a un joven que había crackeado varias empresas granadinas provocando daños por 2000 €; (2) 100 horas de servicio a la comunidad patrullando junto a un policía local por haber conducido temerariamente y sin permiso; (3) 50 horas dibujando un cómic de 15 páginas, en el que cuenta la causa por la que le condenaban; (4) visitas a la planta de traumatología de Granada por conducir un ciclomotor sin seguro; (5) para un joven que circulaba borracho, visitar durante un día entero a parapléjicos, hablar con ellos y sus familias para elaborar más tarde una redacción; (6) trabajar con los bomberos por haber quemado papeleras), que en cada encausado, no ve a un mero “delincuente”, sino a “un joven -víctima del sistema social- que cometió un delito”. Vamos, es un juez que entiende que el cometer un error no es motivo para "ponerle la cruz" de por vida a nadie, sino una oportunidad para aprender y mejorar... 

Con en su vasta experiencia, imaginación y sapiencia, Calatayud (un adulto que en su momento también fue un jóven-problema), suele dar conferencias, que bien merecen la pena escuchar, pues en ellas nos cuenta y explica cuáles son los límites para educar a los hijos en LIBERTAD ("vigilada", como el mismo precisa), sin perder la mano firme, pero sin incurrir en el autoritarismo.

No quiero hacer -más- extenso este post (todo el tiempo me prometo lo mismo, y casi siempre fracaso), así que sin más,  para que los disfrutemos y aprendamos juntos, me remito a:

(i) Este link, donde se encuentra la "Lección Magistral" de Calatayud y el reportaje hecho por LÍNEA 900, llamado "El juzgado de Emilio";
(ii) Este otro link donde se puede encontrar el "Decalogo para formar un joven delicuente";
(iii) Las ocho partes de su "Escuela para padres" (1/8; 2/8; 3/8; 4/8; 5/8; 6/8; 7/8; 8/8); y
(iv) Finalmente, este link en que Jesús Quintero le hace una entrevista.

martes, julio 06, 2010

Feliz Dia Maestro

La condición de "maestro" es consustancial a cada quien y no circunstancial, por lo que no está condicionada al ejercicio formal de alguna cátedra. Conozco a algunos -de hecho a varios- que en sus clases se limitan a cumplir con la currícula y brindar información sin más... no son (como diría mi papá -mi maestro- en su libro "Un modo de ver la empresa") más que simples "profesores". Y es que el ser maestro, más que un oficio, es una vocación.

Por eso, desde aquí, envío mi respeto y mis saludos a TODOS los "maestros" con los que me he topado, dentro y fuera de las aulas...

A todos ellos, FELIZ DÍA!

sábado, julio 03, 2010

4 = Puesto de Clasificacion / 4 = Goles en Contra


Tal vez me equivoqué en un post anterior donde comentaba la dramática clasificación de Argentina al mundial, y Maradona sí llegó a dirigir al equipo en este torneo... pero en el fondo (sin ser un gran conocedor) tuve razón... PERO -como lo había advertido desde su clasificación- ERA OBVIO que tarde o temprano Argentina iba a tener una caída estrepitosa!!!!

Creo que a diferencia de muchos que ya estarán contentos con su caída porque "los argentinos son muy pedantes" o porque "me cae mal 'Maladroga'" (argumentos extra-futbolístico más recurrente, y quizás el único argumento para anhelar la derrota de esta gran selección mal dirigida por un entrenador sin credenciales), en realidad yo me siento descontento: los cuatro goles que le encajó Alemania en cuartos de final, son finalmente el reflejo de un partido en el cual la selección suroriental, mostró sus verdaderas deficiencias producto de la mala dirección técnica de un gordo derrotado que se encontró con media cancha flaca, un equipo desbordado todo el tiempo por ambos laterales... en fin, un equipo que en todo el torneo no ha mostrado una verdadera solidez, sino solo un espejismo; a diferencia del que es mi favorito desde la primera ronda: Uruguay (extra-futbolísticamente: una suerte de argentinos que son más "buena gente").

Creo que Argentina se merece un mundial desde hace varios campeonatos atrás y lastimosamente no los ha conseguido... pero en este torneo, no se lo mereció y hay más de 10 razones para ello. Por otro lado, si hubieran campeonado, ¿quién callaba al Diego?