miércoles, febrero 24, 2016

Reclamo de un Contribuyente Indignado



Era una mañana alegre de febrero cuando me acerque a la Municipalidad de Surquillo a pagar mis arbitrios. Habían subido los que corresponden a Serenazgo, pero con tal de sentirme más seguro en una ciudad donde la ronda paranoia, los pagué sin titubear, pero no sin antes discutir con algunos vecinos que se negaban a pagar. Salí del complejo municipal y decidí dar una caminata. Para hacer corta la historia, me asaltaron siete hobbits acriollados amantes de reggaetón. La fechoría se cometió entre dos casetas de Serenazgo. Una con un viejito que por seguridad propia prefirió "no ver" y otra, la más cercana a donde acudí para pedir auxilio, estaba vacía. Derrotado bajo la cabeza y meto las manos al bolsillo. ¡Encontré algo que no se habían llevado! ¿Qué era? Mi comprobante de pago por ser un buen contribuyente.



Todos los meses pago impuesto a la renta (me lo van descontando). Y todos los años en el mes de marzo hago mi declaración de impuesto a la renta. Esto ya implica un costo de tiempo y dinero. Necesito contratar un contador que no se deje engañar con la supuesta simplicidad del sistema informático de la Sunat que comete errores (curiosamente siempre en contra de mis intereses) y que me evite lidiar con la pésima asesoría que la codiciosa institución brinda a los usuarios. En una país donde la regla es in dubio pro-fisco (o sea, la duda favorece al fisco), los contribuyentes que sí nos atrevemos a pagar, la vemos verde. Este año en particular me toca apagar montos adicionales a los descuentos que ya venía sometido mes a mes.



Me peleo con amigos y conocidos que no quieren declarar y ortos que se rehúsan a pagar. Les explico -como intenté hacerlo con mi vecino surquillano- la importancia de pagar impuestos, pero no entienden razones. No les parece justo, simplemente. "Es mi plata. Yo me la gano trabajando. Por qué me la tiene que quitar el Estado", reclaman.



Hoy abro el Diario Oficial El Peruano y leo:



"Que, con fecha 17 de diciembre de 2015 se publicó en el Diario Oficial El Peruano, el Decreto Supremo N° 039-2015-SA, que aprobó el Reglamento de la Ley N° 30024, Ley que crea el Registro Nacional de Historias Clínicas Electrónicas;



Que, con fecha 13 de febrero del 2016 se publicó en el Diario Oficial El Peruano, el Decreto Supremo N° 008-2016-SA, que aprobó el Reglamento de la Ley N° 30024, Ley que crea el Registro Nacional de Historias Clínicas Electrónicas;



Que, en ese sentido, se advierte que existe duplicidad en la aprobación del mencionado reglamento, por lo que, resulta necesario dejar sin efecto el Decreto Supremo N° 008-2016-SA;

(...)

DECRETA:

Artículo 1.- Del Decreto Supremo N° 008-2016-SA

Déjese sin efecto el Decreto Supremo N° 008-2016-SA, que aprobó el Reglamento de la Ley N° 30024, Ley que crea el Registro Nacional de Historias Clínicas Electrónicas."



En automático pienso. "¿Para eso pago el impuesto a la renta? Con mi trabajo estoy sufragando los gastos de las ineficiencias públicas". En el mundo real, la eficiencia es lo que te mantiene compitiendo en los mercados. Pero la Administración Pública no forma parte del mundo real. Es un universo surrealista. Una especie de galaxia lejana en pleno planeta tierra donde la ineficiencia no se castiga, se premia.



Publicar en El Peruano un reglamento, requiere una sola acción: publicar. En este caso, para un solo reglamento se han producido tres publicaciones. Los costos se han triplicado. No me parece bien que mi pago por impuesto a la renta se tenga que destinar en hacer tres veces lo que se debe hacer una sola. Menos aún me parece tener que pagarle el sueldo a todos los ineptos y negligentes que permitieron que esto pasara. Y no me refiero solo al par de bestias descuidadas que firmaron la misma resolución dos veces con diferente numeración, sin percatarse de ello (lo que me hace pensar: ¿OLLANTA HUMALA TASSO -Presidente de la República- y  ANÍBAL VELÁSQUEZ VALDIVIA -Ministro de Salud- leen lo que firman?), sino también a toda la manga de funcionarios despistados que se supone deberían haber tenido en cuenta esto. ¿Nadie en el Ministerio de Salud o en el Despacho Presidencial, pudo recordar que hacía dos meses se había firmado el mismo reglamento? A todos estos responsables, como ciudadano que pago mis impuestos, ¡exijo se les sancione! 

Pero la torpeza no queda ahí. Para enmendar su error, no se tuvo mejor idea que publicar por tercera vez un Decreto Supremo (lógicamente suscrito por OLLANTA HUMALA TASSO -Presidente de la República- y  ANÍBAL VELÁSQUEZ VALDIVIA -Ministro de Salud-). Acaso nadie se puso a pensar en la sucesión de normas en el tiempo. Todos saben que una norma posterior reemplaza a la anterior. ¡Ya que se queden con el Decreto Supremo del 2016 y se tenga por derogado el del 2015! Si total "existe duplicidad en la aprobación del mencionado reglamento", como lo reconoce el propio Decreto Supremo Nº 009-2016-SA. Y por último, cualquier duda puede ser afinada vía jurisprudencial.



¡Uy, miren la hora! Tengo que dejar de escribir. Necesito salir volando a pagar mis impuestos...



En el camino leo en el kiosko el titular del Diario Gestión: "FALTA DE NORMA IMPIDE ABARATAR MEDICAMENTOS HASTA EN 40%". Y la bajada: "El Ministerio de Salud no da luz verde a reglamento para medicinas biológicas y biosimilares, pese a que hay un proyecto listo y discutido en Consejo Nacional de Salud". Defraudado de mis autoridades pienso "hace ocho años esta ley no tiene su reglamento publicado, pero en dos meses el mismo Ministerio publica la misma norma dos veces... efectivamente, esto es surrealista". Dejo de leer y me voy de ahí rápidamente porque distingo a lo lejos ciertos personajes con pinta hobbits acriollados y vienen escuchando reggaetón...